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lunes, marzo 26, 2007

Antes que medicarse, un/a psicólogo/a

Las distintas variedades de trastornos depresivos que existen suponen gran sufrimiento para el que lo padece y son el trastorno psicológico más frecuente en la clínica actual. Algunas personas recurren a la medicación pura y dura, cosa que no es desdeñable pero se necesita algo más. Muchos demandan ayuda complementaria al tratamiento farmacológico; otras buscan una asistencia exclusivamente de tipo psicológico. Ambas opciones son positivas.
Existe una amplia variedad de tratamientos psicológicos. Se consideran más eficaces la terapia de conducta, la terapia cognitiva y la terapia interpersonal. Las tres tienen la ventaja de contar con un programa estructurado en sesiones y de disponer de un manual de aplicación; y han demostrado eficacia como mínimo igual a la medicación antidepresiva, tanto en la prevención de recaídas como de recurrencias.
Últimamente se observa un incremento de demanda por separaciones de pareja, y entre los jóvenes, inducida por el abuso de sustancias. La ventaja que ofrece la terapia psicológica es que se lleva a cabo en el contexto psicosocial y considera la relación interpersonal como elemento esencial del tratamiento. El hecho de que la depresión sea un trastorno del estado de ánimo del que no se conoce ningún marcador biológico, y propiciado por diferentes eventos vitales, hace pensar que pueda ser más un asunto de la biografía que de la biología. Y en la sociedad actual vivimos en la «época de la depresión», con lo que ello implica.

miércoles, marzo 14, 2007

Vivir entre dos polos

El trastorno bipolar es una de las enfermedades anímicas más complejas y de mayor incidencia en la actualidad. Sus raíces son hereditarias y debidas al entorno ambiental.
Según los expertos, la enfermedad suele aparecer entre los 15 y 18 años, siendo su tratamiento largo y delicado. El trastorno es conocido como crisis maníaco-depresiva. El paciente oscila entre fases de enorme euforia y alegría desbordante, hasta estados de depresión y tristeza angustiosa. Esta es la principal característica de la enfermedad, puesto que el afectado atraviesa por una dicotomía absoluta.
El diagnóstico es muy importante y ha de consistir en terapias adecuadas y fármacos. Estos últimos pueden dejar efectos secundarios, dada la ambivalencia anímica de los afectados. Así, viven los dos extremos de un estado anímico, lo que los psiquiatras denominan una "dinocrisis". En la fase de euforia, el paciente ve el mundo maravilloso. En esta etapa, pueden llegar a cometer algunos dislates, como consumir alcohol y drogas y gastar fuertes sumas de dinero. En la fase depresiva, la angustia es intensa, se pierde el interés por la vida, la tristeza es tal que no se quieren levantar de la cama o salir de la casa, se obsesionan con la muerte y aparece el riesgo del suicidio. Se entra en un círculo vicioso muy complicado, con problemas hacia las personas del entorno. Esta alteración "cíclica bipolar" se presenta periódicamente en coincidencia con estaciones meteorológicas, traumas y sucesos familiares o laborales.
En opinión de psiquiatras y psicólogos, se calcula que de cada mil personas, entre diez o quince padecen este trastorno. La posibilidad de que los hijos lo padezcan está entre un 20 y 30%.
Los médicos deben realizar un diagnóstico muy esmerado, pues el paciente tiene la tentación de engañarle o solapar sus síntomas. En muchas ocasiones, se niegan a tomar la medicación prescrita y pueden caer en consumo de estupefacientes y drogas.

martes, marzo 06, 2007

Me deprimo

Usualmente, depresión se relaciona con la experiencia de tristeza, la pérdida de interés o de placer y la falta de capacidad de respuesta ante la vida. Se le asocia al desconsuelo, estar de capa caída, desanimado, abatido, alicaído, en resumen: Deprimido. Es uno de los sentimientos de malestar psicológico más frecuentes y constituye una forma de ser, ante una pérdida o separación de los seres queridos o cuando tenemos algún revés.
En el campo de la psicología, la palabra depresión se asocia a un síndrome caracterizado por una tristeza profunda y por la inhibición de las funciones psíquicas, a veces con desórdenes neurovegetativos. Suele designar un síntoma, un trastorno, una enfermedad, síndrome o una posición subjetiva. Cuando las depresiones tienen una razón externa que las justifique, se les llama depresiones exógenas. De tipo endógeno son cuando surgen sin que se conozca un evento significativo en la vida de la persona que la haga sentirse deprimida. Estas son más difíciles de subsanar y se requiere tratamiento psiquiátrico.
La depresión "común", es decir la exógena, se desarrolla frecuentemente después de un shock emocional. Pueden generarse por diversas causas, muerte de un familiar, infidelidad de la pareja, pérdidas económicas o situaciones de frustración. En la actualidad, el número de personas que sufren este tipo de depresión se ha incrementado. Las sensaciones de impotencia que se experimentan día a día como consecuencia de los problemas económicos, políticos y sociales y en general el estrés y el estilo de vida a la cual nos enfrentamos, son varios de los elementos que justifican el aumento. Este tipo de depresión es pasajera normalmente. Por ello, en lugar de pensar en lo injusto que parece todo, cuando nos vemos en una situación que no esperábamos, debemos asumirla y enfrentarla con optimismo. Sabemos que no es fácil, mas debemos pensar que si nos damos por vencidos, nos arrinconamos y nos sumimos en una posición depresiva, lo único que estamos haciendo es agregarnos otro problema. Lo indicado es que hagamos un esfuerzo por continuar con nuestra vida. Clave será que sigamos trabajando y, si es posible, añadir algunas tareas adicionales. Hacerlo nos llevará a establecer nuevas metas y al logro de las mismas, lo cual contribuirá a disminuir la tristeza, por una parte y por la otra, a sacar de la mente el problema que nos ocasiona el estado depresivo. En otros casos depresivos mayores, la psiquiatría posee un completo arsenal de medicamentos y tratamientos adecuados según sea el caso. Si lo desea, puede visitar este otro website donde se le ofrecerá ayuda al respecto por profesionales expertos.

domingo, marzo 04, 2007

La depresión en las personas mayores

¿Por qué se puede deprimir una persona mayor?
Las razones por las que se deprime una persona mayor son biológicas, psicológicas y sociales. Esto es, pueden influir factores biológicos (neurotransmisores, enfermedades como el hipertiroidismo o el hipotiroidismo, consumo excesivo de medicamentos, etc.), formas ineficaces de enfrentarse a los problemas (estrategias de afrontamiento, estilos de control, estilos de pensamiento, etc.) y recursos disponibles (apoyo social emocional e instrumental). También influyen de forma importante sobre la depresión los hábitos de salud que tenga la persona dado que, por ejemplo, hábitos alimenticios inadecuados, fumar, beber alcohol o una falta de ejercicio físico regular pueden causar depresión directamente (por sus efectos sobre el sistema nervioso central) o indirectamente (provocando discapacidad). Alguno de los factores de riesgo precipitantes de la depresión en la edad adulta son padecer sucesos vitales negativos (por ej., muerte o enfermedad de un familiar o ser querido), problemas de sueño, discapacidad, dolor crónico, historia de otros problemas depresivos y ser mujer. Algunos factores que disminuyen la probabilidad de un problema depresivo son contar con un buen apoyo social, mantener creencias religiosas y una situación económica desahogada.
¿Es frecuente la depresión en las personas mayores?
Aunque existen muchas razones por las que se podría esperar una mayor frecuencia de problemas depresivos en la edad adulta que en otras edades (debido entre otras cosas a que se trata de una edad en la que se producen muchas pérdidas y se producen cambios funcionales, sociales y familiares), la realidad es que esta extendida creencia no es cierta de acuerdo con diferentes estudios epidemiológicos rigurosos realizados recientemente. De acuerdo con estos datos, se puede afirmar que la depresión NO es una parte normal del envejecimiento. De hecho, los datos de prevalencia muestran que ésta es menor entre las personas mayores que entre las personas jóvenes. De todas formas, es importante señalar que estos estudios han sido criticados por su rigidez metodológica, por lo que algunos autores estiman que los datos de prevalencia son superiores a lo encontrado. Por último, aunque la depresión mayor pueda no ser frecuente entre las personas mayores, sí que lo es en personas mayores institucionalizadas, enfermas o discapacitadas crónicas.
¿Por qué es también importante tratar la tristeza o la depresión en las personas mayores?
La depresión en las personas mayores no causa únicamente malestar y sufrimiento, sino que afecta de manera significativa al funcionamiento físico, mental y social de las personas. Así, se relaciona de manera directa con la discapacidad, el deterioro cognitivo, ansiedad y con síntomas psicóticos, afectando de forma significativa a la calidad de vida de la persona. Además, padecer depresión afecta a otras cuestiones como, por ejemplo, la utilización de recursos (por ej.: la estancia de una persona mayor deprimida en un hospital es del doble de tiempo que la de una persona sin depresión) o el gasto sanitario (se duplica el gasto), la recuperación o pronóstico de otras enfermedades (por ej., rotura de cadera o artritis) o la probabilidad de caídas.
¿Qué hay que tener en cuenta sobre la depresión en las personas mayores?
En las personas mayores que sufren algún tipo de problema psicológico es frecuente la presencia de varios problemas a la vez (trastornos comórbidos). En ocasiones, por ejemplo, puede existir una presencia comórbida de depresión y demencia, siendo necesario el tratamiento de la depresión para evitar una aceleración del declive cognitivo de la persona. Además, en este grupo de edad adquiere especial relevancia la necesidad de realizar un diagnóstico diferencial. Así, no es infrecuente que la depresión se manifieste con síntomas de ansiedad (o agitación) y viceversa, así como que haya que diferenciar entre el declive cognitivo asociado a un envejecimiento normal y el debido a déficits cognitivos asociados a trastornos del estado de ánimo o a la demencia. De la misma forma, es importante también diferenciar entre depresión y sufrimiento, que se manifiesta de una forma similar (tristeza, irritabilidad, fatiga y ansiedad, así como insomnio y pérdida de apetito y de peso), pero que se asocia a la pérdida de relaciones significativas o a cambios significativos para la persona, tratándose de episodios limitados en el tiempo (por ej., duelo). Por último, en el grupo de las personas mayores es muy frecuente la presencia de depresiones subclínicas o de trastornos cuyas manifestaciones no se ajustan adecuadamente a los criterios diagnósticos disponibles (más quejas somáticas, pérdida de interés, falta de energía, mayor dependencia, dolor crónico, irritabilidad, sentimientos de culpa, etc.).
¿Qué es eficaz para ayudar a una persona mayor deprimida?
Dado que la depresión consiste en un problema de origen bio-psico-social, los tratamientos eficaces para la depresión deben ofrecer apoyo psicológico, psicoterapia y farmacoterapia. Escuchar, ser empático, demostrar preocupación e interés y proporcionar apoyo a la persona para ayudarle a afrontar el problema y educarle y entrenarle en habilidades y estrategias para enfrentarse a los problemas son algunas de las estrategias fundamentales para ayudar a la persona que está triste o deprimida. Se estima una efectividad de la terapia farmacológica de un 50 a un 70%, siendo especialmente importante una adecuada evaluación médica previa a la utilización de fármacos antidepresivos debido a potenciales contraindicaciones y efectos secundarios de los mismos. La psicoterapia más efectiva para el tratamiento de la depresión es la cognitivo-conductual, a través de la cuál se obtienen resultados comparables a los obtenidos a través de intervenciones farmacológicas. La combinación de psicoterapia con farmacoterapia proporciona unos índices de respuesta de un 80% aproximadamente, siendo la terapia mixta de intervención cognitivo-conductual y farmacológica superior a cada una de ellas por separado. La eficacia de este tipo de intervenciones mejora en aquellos casos en los que se cuenta con colaboración activa en las intervenciones de familiares. Sin embargo, a pesar de que existan tratamientos eficaces para la depresión en las personas mayores, existe un importante número de barreras que impiden o dificultan un adecuado tratamiento de la depresión en este grupo de edad como, por ejemplo, actitudes negativas de los enfermos, las familias y los profesionales hacia la enfermedad (por ej., creencias del tipo de "es normal que una persona mayor esté apagada o triste") o la falta o inexistencia de recursos (por ej., atención psicológica o formación especializada).